La conducción de la CGT volvió a encender alarmas al poner
en duda la existencia concreta del proyecto de reforma laboral que el Gobierno
asegura tener preparado. Jorge Solá, integrante del triunvirato sindical,
sostuvo que la central no recibió ningún borrador y remarcó que la falta de
información alimenta la desconfianza en un contexto económico delicado.
El dirigente señaló que la discusión parece guiada más por
enfoques ideológicos que por un análisis real de sus efectos sobre el empleo
formal. Según su visión, avanzar sin diálogo solo profundiza las tensiones y
deja afuera a quienes representan a los trabajadores. “Sin conocer el texto,
cualquier especulación es posible”, insistió.
Solá advirtió además sobre el riesgo de promover
negociaciones por empresa, una modalidad que, consideró, debilita la capacidad
de defensa de los empleados. Reafirmó que la negociación por actividad es el
estándar que garantiza mejores condiciones y evita desigualdades entre sectores
con distinto poder de presión.
En su análisis, también marcó diferencias internas dentro
del Gobierno, al señalar que conviven posturas más confrontativas con otras
dispuestas a negociar. Para la CGT, la ausencia de un ámbito de debate formal
impide construir acuerdos que atiendan la realidad del mercado laboral y no
solo objetivos políticos.
El sindicalista cerró reclamando un plan integral que
incluya incentivos fiscales, la revisión del esquema tributario y medidas para
frenar la pérdida salarial. La preocupación por la caída del empleo y las
paritarias limitadas le da un marco más urgente al reclamo gremial mientras la
reforma laboral continúa envuelta en incertidumbre.
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