La industria argentina atraviesa una de sus semanas más
difíciles: cinco empresas de distintos sectores cerraron sus plantas en Buenos
Aires, La Rioja y San Luis, dejando más de 400 trabajadores sin empleo. La
combinación de caída de demanda interna y aumento de importaciones se posiciona
como el principal detonante de esta nueva ola de cierres.
Entre los casos más significativos aparece Whirlpool, que
sorprendió al anunciar el cierre de su planta en Pilar, con la desvinculación
de 220 empleados. La firma atribuyó la medida a la imposibilidad de competir
ante el ingreso masivo de productos importados y la brusca desaceleración del
consumo.
La fábrica de ollas Essen también aplicó un recorte
profundo en su planta bonaerense, con 34 despidos vinculados a la baja de
ventas. El panorama se agrava en La Rioja, donde las textiles Luxo y Vulcalar
suspendieron actividades y dejaron sin trabajo a 120 trabajadores, afectando a
uno de los sectores más relevantes de la provincia.
En San Luis, la autopartista Dana anunció el cierre
definitivo de su planta en Naschel, lo que significó la pérdida de 50 puestos
de trabajo directos y un impacto adicional en empleos indirectos vinculados a
proveedores y servicios locales.
Ante el panorama, el titular de la Unión Industrial
Argentina, Martín Rappallini, advirtió que la competitividad del sector se ve
erosionada por una estructura impositiva elevada, costos laborales superiores y
un flujo creciente de productos importados. Reclamó una transición que
contemple las distorsiones actuales para evitar nuevos cierres y proteger el
empleo industrial.
#industria #cierres #despidos #importaciones #Whirlpool
#crisisindustrial




